Que la nuestra es una sociedad
dolorosamente polarizada, de eso no cabe duda, desde hace muchos años una mitad
del país dejó de jugar Rojo y la otra mitad dejó de jugar Queto, porque lo suyo
es el rojo, rojito (quienes no sepan que son Rojo o Queto, pueden preguntarle a
alguien cercano, si es alguien entre 35 y 45 mejor).
No nos encontramos en la una
sociedad, nos encontramos en una suciedad, en los horrores de la política. La
política debió quedar para los políticos, cuando se lleva a la calle, si entra
a las casas, se sienta en las mesas y se acuesta en las camas, rara vez lo hace
sin consecuencias nefastas.
Con la política en la cama, el
divorcio de la sociedad es irremediable.
Cuando la corriente política del
opuesto es usada como insulto, cuando un voto equivale a una mentada de madre,
del recontra coñísimo de su madre, de hecho. Cuando la opinión se persigue y
censura, cuando la violencia se instala el
pensamiento y el odio la arrulla, cuando todo eso pasa, llegamos a lo
más bajo.
El hombre nuevo y el hombre viejo
no se han dado cuenta de algo, la única diferencia entre la IV y a V Repúblicas
es un I (un simple 1). Realmente ha cambiado tanto el país? Puede una u otra era
proclamar supremacía sobre la otra? La infraestructura, las telecomunicaciones,
los servicios, la pobreza, la debilidad del sistema financiero, la dependencia
del petróleo, hasta la dependencia de potencias extranjeras es asombrosamente
igual entre ambas.
Los argumentos, a falta de peso,
son sustituidos por las pasiones. La Revolución es, ante todo, el amor por un
hombre, ahora por su memoria. La oposición por fin consiguió un líder de quien
enamorarse. Descubren la pasión en medio de tiempos nublados. Comienza a
reaccionar como una quinceañera enamorada, inundan las redes sociales con
Hashtags que parecen más declaraciones de amor que entendimiento de lo que
pasa.
Antes, en la Cuarta, los
venezolanos nos reuníamos alrededor de una caja de polarcitas, los temas
variados y amplios. La POLAR, le dio paso a la POLARización, es imposible que
no se hable de política, de chavismo o antichavismo, sin caer en voces
altisonantes, en palabras ofensivas y en ganas de meterle una mano al
interlocutor. La política se metió en y con lo más sagrado que teníamos, una
tarde tranquila para beber y olvidarnos del mundo.
Me quedo con la Polar, les dejo
la polarización.
Salud
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