jueves, 19 de noviembre de 2015

Cuestionar, un acto de fe

Then I heard God say to the other men, "Follow him through the city and kill everyone whose forehead is not marked. Show no mercy; have no pity! Kill them all – old and young, girls and women and little children.”

"Anyone who blasphemes God’s name must be stoned to death by the whole community"

God’s Apostle said, "I have been ordered to fight the people till they say: 'None has the right to be worshipped but God."

"The punishment of those who wage war against God and His messenger and strive to make mischief in the land is only this, that they should be murdered or crucified or their hands and their feet should be cut off"

Estos son versos de la Biblia y del Corán, no los identifico porque no creo que sea relevante para lo que quiero argumentar.

La gente dice que las escrituras no son responsables, sino la forma en la que se interpretan. Antes que digan que escojo al azar y por conveniencia, acá dejo un dato, la Biblia cuenta con 842 versos en los que se incita a la violencia, a matar o a actuar con crueldad, mientras que en el Corán hay 333, aunque en relación páginas / versos violentos, el factor porcentual hace del Corán un libro más violento.

No creo que haya mucho que interpretar sobre "cualquiera que blasfeme el nombre de Dios debe ser lapidado hasta la muerte por toda la comunidad", la única interpretación que puede haber es en cuanto al tamaño de las piedras, o la cantidad de piedras que puede tener cada persona, ¿dos como en las bolas criollas? o tal vez, si fallas la primera vez, pierdes el derecho a lanzar de nuevo, de resto la orden es muy clara.

Cada quien tiene el derecho a creer en lo que quiera creer, pero debe haber un punto en el que muchas cosas deben cuestionarse, sobre todo si contradicen el sentido común o, como en estos libros, los mismos principios de amor que dicen tener.

"No matarás" es un mandamiento, pero en el mismo libro de Éxodos se ordena matar a todos los infieles en Jericó, hombres, mujeres y niños, animales y bestias, todo debía ser quemado, menos el oro, la plata y el bronce, que le son agradables a Dios.

Cuestionarse no es atacar la fe, es mejorarla, si usted cree que Mahoma subió al cielo en un unicornio o que Noé creó un arca capaz de desafiar la lógica, la física y la cadena alimenticia, bien, pero si sus libros lo mandan a matar, a odiar, a discriminar o a condenar, piénsolo, eso no es amar al prójimo.


Hay que tenerle fe al cambio y al poder de dudar y tener libertad de conciencia.

En eso creo.