jueves, 31 de mayo de 2012

¿Ver para creer?

Cuenta la tradición católitca que a 8 días de la muerte de Jesús, éste se apareció ante sus discípulos y Santo Tomás, incrédulo, comprobó con sus ojos la veracidad de esta aparición, lo que le ganó el regaño de Jesús, quien le increpó por su necesidad de "ver para creer".

Desde ese entonces "ver para creer" se ha convertido en sí en una forma de vida, por siglos hemos necesitado ver para comprobar. Da lo mismo si el comentario es sobre un adulterio en la pareja o sobre la existencia de aceite en un abasto. Aquello que se nos decía, pasaba siempre por el filtro de los ojos, los ojos nos dicen la verdad, más que dos globos oculares son, sin dudarlo, jueces inequívocos.

Pero, ¿lo son?

Photoshop nos dice lo contrario. El retoque fotográfico ha avanzado tanto que hace de mujeres comunes, verdaderas Diosas de carne y hueso. Hace de ranchos, mansiones. Nos ubica frente a la Estatua de la Libertad sin necesidad de tener visa americana. Mucho lo puede este programita de retoques fotográficos y diseño.

La tecnología se ha encargado de hacernos ver lo imposible, lo increíble, lo impensable, Las redes sociales se han convertido en canales para comunicar y para dejar ver, en especial, para dejar ver.

¿Seguiremos, entonces, creyéndole a nuestros ojos?

Los ejemplos abundan. Una campaña publicitaria nos muestra una foto de Chávez besándose con Obama. En Facebook vemos a un hombre sostener un amarre de gatos muertos, hombre que la misma red ha identificado como hermano de Leopoldo López, sobrino de Diosdado (personaje relacionado a todo), estudiante de alguna unviersidad bolivariana. También tenemos imágenes de Amy Bruce, con un respirador artificial conectado y su cabeza rapada, quien más o menos desde 1998 está muriendo de cáncer y necesita nuestra ayuda. Cómo olvidar la famosa foto de Rosa Inés con el manojo de dólares, no sé ustedes, pero yo no tenía ni idea de como lucía Rosa Inés hasta entonces.

En Youtube hemos visto un supuesto tiroteo en el CC Lido en el Rosal, en los ascensores "principales" para más señas. Resulta que esas imágenes no corresponden al Lido, pero quienes lo ven lo creen.

Cuántas veces no han matado a Simón Díaz o a Lila Morillo o Roberto Gómez Bolaño en Twitter, la gente lo lee y lo cree, peor aún, lo repite.

La televisión también pone lo suyo. Las marchas o concentraciones son abundantes o vacías según el encuadre, una toma cerrada puede decir lo contrario a una toma más abierta. El camarógrafo es fiscal de la verdad, el editor es el ser supremo que la maneja. 

Con la campaña electoral se nos vienen muchos tiempos de ver, quién sabe cuánto creer. ¿Botó o no Capriles las cartas que le dieron los vecinos? ¿Está o no enfermo el hombre? ¿Diosdado se lanza o no para la presidencia, es acaso el heredero? ¿Golpean a los periodistas de un lado o del otro? ¿Y las encuestas? Ahí están con sus números y los númeres, como los ojos, aparentemente no mienten.

¿Valdrá la pena decir "mucho ojo con esto?

Mejor digamos, "mosca con esto".

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