Cae una noche eterna,
como un velo cegador,
no hay luz, ni linterna,
ni brillo acogedor.
Así se siente el desespero,
así se siente el no saber,
es el sentir siempre un pero.
y dudar qué se va a hacer.
Esa oscuridad tiene nombre,
en lenguaje vulgar y de ciencia,
y la conoce cada hombre
que la llama impaciencia.
Ante esa sombra de temor,
que no nos deja avanzar,
hay una salida de honor,
que nada tiene de azar.
Paciencia, paciencia, paciencia.
Al desespero la calma
que da paz a nuestra alma
Paciencia, paciencia, paciencia.
Paciencia, paciencia, paciencia
acompañada de decisión,
alejada de desesperación
paciencia, paciencia, paciencia.
martes, 18 de septiembre de 2012
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