Voy a arrancar un comentario
sobre fútbol, con un poco de béisbol.
En el béisbol es bien conocida la
leyenda de Reggie Jackson, aquel portentoso bateador que brillara con los
Atléticos, los Yankees, los Angelinos y los Orioles, pero que alcanzó su fama y
su máximo brillo en los juegos de post temporada (típicamente jugados en el mes
10 del año), que le valió el sobrenombre de Mister Octubre. Jackson se hacía
grande cuando más importaba, cuando se separan los hombres de los niños. Era un
jugador que se crecía en las chiquitas. Cuando a otros le temblaban las
piernas, Jackson se paraba en el plato y daba su batazo, porque en el deporte
de las bolas y los bates, tener las bolas importa mucho.
¿Dónde estará Mister Ocubre?
La pregunta vino luego de ver
salir a la Vintotinto cabizbaja y derrotada de la grama del CTE Cachamay. Una
vez más, cuando el juego importaba, cuando se jugaban el bonito, el equipo no
pudo.
El boom Vinotinto y la excesiva
publicidad de Polar nos han hecho ver un espejismo. Cierto, sí, el equipo ya no
es aquel que contaba como un logro no salir goleado, un equipo que de 10 perdía
9, pero tampoco es lo que nos han querido vender. El juego de ayer (y en buena
manera el del viernes pasado en la Paz) desnudó una realidad que pocos quieren
ver. A este equipo le falta.
El equipo de Farías, como antes
del Páez, no ha logrado asestar el golpe de autoridad. Pasó en la Copa América
2007, cuando perdimos con Uruguay el juego que nos llevaría a cuartos de final.
Pasó en las eliminatorias del Mundial 2010, cuando Chile, en casa como anoche,
nos bajó de las nubes y sacó del Mundial. Pasó en la Copa América 2011, cuando
fue Paraguay quien nos apeó de la historia. Pasó ayer, 11 de junio en el bello
estadio guayacitano.
La Vinotinto ha logrado, con
mucho éxito, unir al país, generar un sentimiento patriotero y una emoción que
el país desesperadamente necesita. Sin embargo, los resultados finales no se
compaginan con tantas expectativas, con tanta publicidad, con tanto fanatismo,
incluso de quienes deben ser racionales y objetivos, como lo son los
periodistas, comentaristas y opinadores de profesión, las narraciones de TVES y
Meridiano TV son realmente lamentables en chauvinismo. Algo que debe llamar a
la reflexión.
La cuestión del fútbol nacional
va más allá del equipo nacional. Mucho se habla del crecimiento de nuestro
fútbol, lo cual, desde el punto de vista de selecciones es, cuando menos debatible.
Pero ¿realmente ha crecido? Los equipos nacionales siguen siendo goleados
en cuanta copa internacional participan.
Las deudas con los jugadores, las amenazas de quiebras y una larga lista de
problemas financieros aquejan a más de un equipo local. Como si fuera poco, la
violencia, el racismo, los insultos y las agresiones son cada vez más comunes
en un fútbol que no ha ganado nada, pero que rápidamente pierde el control de
sus fanáticos.
Otra lamentable imagen, ver a un
grupo de jugadores, con actitud de camorreros, buscando liarse a golpes o
insultos con el contrario, ha sido una imagen constante en cada derrota del
equipo o en cada empate. Los niños buenos de la publicidad no saben perder.
El próximo juego será en
septiembre, veremos si por la cercanía a octubre el equipo se crece.
Lo necesitamos, Mister, where are
you.
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