De pronto, al abrir los ojos, en cualquier día de esta semana, me he despertado en el año 2002, pero es un 2002 raro, los hechos están ahí, pero las caras son otras, los protagonistas diferentes. Es algo que ni la ficción me ayuda a comprender.
Acá estamos, en pleno febrero del 2014 (o eso creo), escuchando "y va caer, este gobierno va a caer", viendo manifestaciones que piden la renuncia al presidente al grito de "vete ya". Altamira de nuevo encendida, Chacaíto, con su Plaza Brión, en pie de lucha. Me pregunto qué pasará con la Plaza de la Meritocracia.
O es que estamos en el 2002, cuando no sabíamos que con acciones democráticas, unidad política, trabajo de calle y liderazgo emergente podíamos, en un futuro no muy lejano conseguir avanzar como oposición y plantarle resistencia al régimen. Será que estamos en el 2002, cuando aventureros e irresponsables prometían "la salida" de Chávez, a la voz de unos fanfarrones sobre una tarima. O cuando un grupo de ambiciosos lanzaron al país a un paro que debilitó a la oposición y le dio una excusa al gobierno para justificar fallas futuras.
Hoy, en el año que sea, se escuchan voces que prometen "la salida", que hablan de estar en la calle, de nuevo, sin objetivo y sin planes. Salgamos a la calle exigiendo la renuncia de Maduro, bien, si renuncia asume Arreaza o Diosdado, hasta llamar a nuevas elecciones, eso plantea la Constitución. No es ido Maduro, nombrado López o Capriles o quien sea. Tampoco lo hubiera sido con Chávez.
El avance de la oposición no puede echarse a la borda por la aventura de dos o tres. El 2015 se asoma con las elecciones legislativas en puertas, tomando al chavismo debilitado y con un presidente pasando de maduro a descompuesto.
El 2002 le dio su vaga y ridícula gesta al presidente en defunciones, hacerle el mismo favor a Maduro es una idiotez. Las acciones que está tomando el alto gobierno lo hunden más, se muestra como el wannabe de dictador que pretende ser. Cerrar medios, amenazar a otros, suspender el servicio de Metro y Metrobus en las zonas gobernadas por la oposición, aún cuando los perjudicados vivan en el oeste de la ciudad, criticar a sus colectivos, culpar sin pruebas y vacilar lo hacen ver tan débil como es. No le hagamos el favor de darle una mano de ayuda.
Las redes sociales me ayudan a entender que estamos en el 2014, donde vertiginosamente se ven las imágenes de lo que sucede en todo el país, la única ventana que nos deja ver la realidad y como tal deben usarse, con responsabilidad, poco ayuda usar fotos de Egipto o del 2002 en acciones del 2014, de nuevo la extraña máquina del tiempo interfiere.
Del 2002 al 2014 ha pasado mucho, es hora de demostrar lo que hemos aprendido.
Como en la famosa película, debemos volver al futuro.
domingo, 16 de febrero de 2014
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