miércoles, 24 de abril de 2013

El Colectivo Torquemada


Dudo que sepan quien fue Torquemada, que tengan idea de la monstruosa empresa que lo hizo famoso. Su cultura no les da, sus conocimientos de historia menos, su odio embrutecedor los ciega.

Encendidos en la llama del rencor, sedientos de venganza y aún aturdidos por las cacerolas, un grupo de salvajes llegó hasta las instalaciones de un ente público, vale decir, chavista, entraron a la fuerza en pos de dos mujeres, una de ellas en estado de gravidez, para sacarlas a empellones, llevarlas a la plaza pública y juzgarlas, el delito: traición manifestada en el tronar de los utensilios de cocina que retumbaron por todo el país.

Afortunadamente sus compañeros de trabajo las protegieron, cerrándole el paso a los violentos y hasta careándose con ellos.

La cacería de brujas apenas comienza, como lo muestra esta otra escena dada en una filial de PDVSA Industrial, donde un empleado, en pleno comedor y ante la mirada de todos, amenazó a los “escuálidos infiltrados”, “traidores” que están plenamente identificados, que saben quiénes son y que no van a durar mucho ahí, que los van a sacar, les declaró la guerra.

No son cuentos, son historias reales, cuyos protagonistas no son nombrados por su protección, como tampoco lo son las instituciones, por la mía.

Quieren sembrar el terror, pero lo cierto es que lo realmente pavoroso es que las autoridades, en ambos casos, se hicieron lo ciegos ante ambas situaciones.

Como en tiempos de Torquemada, se nos vienen épocas oscuras, la orden de radicalizar parece estar dada, a los más cabezacaliente este mandato les cae como anillo al dedo, lo esperaban, la violencia es su norte y el odio su gasolina. Por años han esperado este momento, montados en las motos que les trajo el gobierno y puliendo las armas que, oh casualidad, les llegaron por el mismo proveedor.

Las amenazas no van a quedar ahí, el gobierno creó a los colectivos pero no va a poder dominarlos, se les van a salir de las manos, las anarquía no conoce de izquierdas o derechas, al probar la sangre querrán más, de aliado o enemigos, no importa.

Ante los colectivos Torquemada, que Dios nos agarré confesados.

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