Todas las revoluciones, con sus líderes al mando, han tenido una gesta heróica, han luchado, invadido, ganado. La Bastilla, El Moncada, la caída de los Zares, la marcha de Mao. Hasta las máquinas ganaron la batalla en la revolución industrial. Pero Chávez, qué tiene? La única vez que salió al campo de batalla se rindió, no logró el objetivo militar y peor aún, vandió a sus compañeros.
Chávez tampoco tiene una larga resistencia, como Fidel Castro con el bloqueo, o como los soviéticos, enfrentados a la mitad del mundo, representada por la OTAN o como la revolución Islámica, enfrentada a todo y ya. No, tampoco tiene algo así. Por eso ha buscado de mil maneras una guerra, un bloqueo, un enemigo que lo encare y le rete a salir pal medio.
Chávez ha hablado de la guerra de los 500 años si nos invaden por el petroleo, es casi tan patético como Sadam, prometiendo la madre de todas las batallas. Cerremos los ojos y veamos dos posibles Chávez: el primer, fusil en mano, saliendo de la escotilla de un tanque, alzando la bandera de Venezuela sobre un campo lleno de cadáveres invasores. El segundo, sentado en una esquina haciendo la mejor interpretación de Roberto Durán y clamando: "no más", tirando la toalla, como lo hizo el púgil panameño ante Ray Leonard. Si me preguntan, sólo por curiosidad, veo al segundo, clarito, clarito.
Sencillamente, no da la talla y mucho menos la hora heróica.